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Antonio Attolini Murra
La megadeuda en Coahuila no es solamente un desbalance en el libro contable del estado. No es cosa del pasado. No es algo que debamos superar. No es algo a lo que se le deba “darle vuelta a la página” como dijera Miguel Angel Riquelme Solís, infame por sus declaraciones arrebatadas y prepotentes.
Recordemos.
En septiembre de 2019, durante su segundo informe de gobierno, el gobernador mencionó que su administración había trabajado para reducir la deuda de Coahuila y que era importante “darle vuelta a la página” para poder enfocarse en el crecimiento y desarrollo del estado. Se apuesta al olvido y por eso incluso la campaña del representante de los intereses conservadores y corruptos del cártel inmobiliario de Saltillo, ‘Manolito’ Peña Nieto, nos llama a ver “pa’delante” con caricaturas infantilizadas de su cara.
Recordemos otra vez.
En mayo de 2020, durante una entrevista con el periódico El Heraldo de Saltillo, el gobernador señaló que la deuda del estado se había reducido significativamente y que era momento de dejar atrás el tema de la deuda para poder avanzar hacia una mejor situación financiera. Al no tener una sola obra que presumir, un solo logro que pueda considerarse como legado, se molesta que le recuerden que es solo una sombra comparado con los grandes de la historia.
Es importante mencionar que, a pesar de los esfuerzos realizados por la administración de Riquelme Solís para reducir la deuda de Coahuila, el estado sigue siendo una de las entidades más endeudadas de México. En 2021, la deuda total del estado ascendía a más de 36 mil millones de pesos. Ahí están empeñados los sueños y esperanzas de los maestros, de los trabajadores del ISSSTE, de quienes vieron sus ahorros mancillados y destruidos por la ambición vulgar de unas ratas que se pudieron un traje y pensaron que con eso podrían engañar al Pueblo.