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Enrique Sánchez Márquez
Poco alienta la campaña de Alejandra del Moral cuando su campaña de proselitismo se caracteriza por las sillas vacías, que no logra llenar donde se presenta, aparte de los mensajes insustanciales que transmite
esperando que le lluevan votos el día de las elecciones.
Como fiel creyente en Semana Santa, dejó de realizar visitas a los municipios y como alternativa, lanzó boletines de risa que parecen plegarias más que planteamientos. Con sillas vacías intenta convencer a los ausentes que ella es la mejor. “¡Vamos ganando!”, grita en cada lugar. Y sin más sustento se autonombra como la única con posibilidades de gobernar.
En Cuautitlán Izcalli, donde inició a la medianoche del domingo y el primer minuto del lunes pasado, el deportivo donde dio el banderazo de arranque se llenó con “invitados” de distintos rumbos de la entidad, además de la Ciudad de México, donde hizo acto de presencia un contingente de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, que nada tenía que hacer en el lugar.
Al día siguiente, en Acolman, ya ventilaba a los cuatro vientos “la notoria ventaja que ya se nota”, pero sus arengas triunfalistas la escucharon sillas vacías. En el siguiente acto, en Ecatepec, fue notorio que la fuerza política la tiene el alcalde Fernando Vilchis, obligando a los coordinadores de Del Moral a jalar contingentes de Antorcha, transportistas y grupos minoritarios que no alcanzaron a llenar las sillas.
El maestro de ceremonias, con prontitud y vehemencia gritaba desde el templete improvisado. “¡Vengan, vengan siéntense, aquí hay muchos lugares vacíos!”, pero no lograron su cometido. Una buena reserva de lugares se quedaron sin llenar, especialmente los que estaban a un lado de la zona de prensa, la que, por cierto, se ve ausente de atención por parte del equipo que encabeza Daniel Cruz, de quien hablan muy, pero muy mal, calificándolo de boletinero, endosándole la mala comunicación a la candidata.