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Arreando al Elefante | La UNAM en llamas

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Ricardo Sevilla 

La UNAM está en llamas y el rector de la “máxima casa de estudios”, Enrique Graue, se encoge de hombros y no hace nada. El Instituto de Investigaciones Filológicas está tomado por la mafia de Letras Libres, que comanda Enrique Krauze.

Porque, a esta altura, ya nadie cree que Fabienne Bradu, Fabio Morábito y Guillermo Sheridan no son solo inocuos investigadores de ese instituto: son empleados al servicio de Enrique Krauze.

Pero no es el único lugar de la UNAM que la derecha ha infectado. Si uno mira hacia el Instituto de Investigaciones Jurídicas verá que está secuestrado por un grupo de itamitas encabezados por el exdirector Pedro Salazar Ugarte y la actual directora: Mónica González Contró, quienes, felices de la vida, le abrieron las puertas de par en par al racista Lorenzo Córdova Vianello, que presume que “retomará” su vida académica (lo que sea que eso signifique para él).

Y vaya “catedrático” que resultó el desfachatado Lorenzo, un sujeto que, sin el menor asomo de vergüenza, decidió pasar de ser el árbitro electoral a empleado del priísta Roberto Madrazo, en LatinUS.

Pero que Ricardo Monreal no imparta clases en la Facultad de Derecho y que Lorenzo Córdova haya regresado después de una década de licencias en la UNAM, cuando hay cientos de profesores de asignatura, que llevan esperando plaza más de veinte años, son apenas algunos de los males que aquejan a la máxima casa de estudios.

Hay otros problemas en la UNAM ante los que el rector Enrique Graue ha hecho gala de indiferencia. Y uno de ellos, sumamente grave, tiene que ver con el director de la FES Acatlán, Manuel Martínez Justo. Y es que este personaje, que es señalado por la propia comunidad estudiantil como “un sujeto arrogante y despótico”, está íntimamente vinculado a personajes y políticos de derecha.

Por si fuera poco, Manuel Martínez Justo no es mexicano, sino español. Lo anómalo de todo el asunto es que eso no parece importarle a Enrique Graue ni a la Junta de Gobierno de la UNAM, que por alguna razón decidieron incumplir con el Estatuto General de la UNAM y obsequiarle la dirección de la FES Acatlán, a un extranjero, que lo único que arranca a su paso son abucheos.

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