56 lecturas
Salvador Guerrero Chiprés
Una de las mejores inversiones en seguridad está en la capacitación de agentes, y eso se refleja en la forma como un cadete recién graduado se expresa y da significado al ser policía. Este martes fui testigo del discurso del custodio penitenciario Leonardo Daniel Ramírez Romero, en la Universidad de la Policía de la Ciudad de México, como parte de la graduación de 443 cadetes de la segunda generación de Custodia Penitenciaria —ya formados bajo los mismos estándares que las y los policías— y la número 285 de Policía.
Entre los factores que hacen la diferencia está el significado que otorgan a la vida humana, porque de ahí se fortalece la capacidad para defenderla, aun a costa de la propia. Así lo explicó Ramírez Romero y así lo entienden sus compañeras y compañeros.
Si la incidencia delictiva de alto impacto ha podido ser contenida y reducida en más de un 50 por ciento se debe en gran medida a la voluntad para formar otro tipo de elementos que rompan con viejos moldes policiales. El modelo policial impulsado por la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, e instrumentado por el Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, y la Subsecretaria de Desarrollo Institucional Marcela Figueroa, encargada de la Unipol, termina con la imagen de una corporación violenta y represiva, por una de mayor cercanía.
Este concepto ha sido, durante algunas administraciones, confundido con presencia. No basta con estar ahí si no hay empatía y respeto, convicción del trabajo en función del bienestar de otras personas. Voluntad que se refleja en acciones como la realizada en alcaldías del sur oriente, donde en coordinación con la Marina y la Fiscalía General de Justicia, la SSC detuvo a siete generadores de violencia dedicados al homicidio,
extorsión y cobro de piso. La seguridad nunca será una tarea concluida, está en constante construcción, pero hay avances sustanciales.