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Abraham Mendieta
En la madrugada del viernes, y en una sesión extraordinaria sin precedentes, se eligió mediante insaculación a los cuatro consejeros y consejeras del Instituto Nacional Electoral, entre ellos a la nueva presidenta, que deberán sustituir a Lorenzo Córdova, Ciro Murayama y dos consejeros más. Pero, ¿Cómo llegamos hasta ese punto?
Hace apenas unos meses, Morena propuso cambiar la ley electoral para que los consejeros fueran electos de manera directa por el voto popular, mediante una serie de modificaciones constitucionales que requerían para aprobarse la mayoría calificada y que solo podía lograrse con los votos de la oposición. En ese momento, el PRI y el PAN votaron en contra de que se cambiara el mecanismo de elección de consejeros que ellos mismos diseñaron cuando estaban en el poder e impidieron que se consensuara un nuevo mecanismo para renovar a los consejeros que saldrían meses después.
Morena, ante la imposibilidad de reformar la Constitución en materia electoral, tuvo que respetar y seguir las viejas normas que diseñó el PRIAN: se hizo un Consejo Técnico en el que se evaluó, valoró, entrevistó y calificó a todos aquellos que quisieron participar el en el proceso para ser consejeras y consejeros electorales, que llevó a construir cuatro quintetas, dos de hombres y dos de mujeres, que hasta el PRI y MC reconocieron que estaban integradas por personas de amplia experiencia y profesionalismo.
De cada una de esas quintetas se podría haber elegido a una persona mediante acuerdo de los grupos parlamentarios, sin embargo, esto no ocurrió: no hubo consenso y se llegó hasta el proceso de insaculación en el que a través de urnas decidirían democrática y limpiamente el futuro del árbitro electoral. El PAN, quién reitero, había diseñado este mecanismo para beneficiarse años antes, y se negó a cambiarlo como proponía Morena, no tuvo mayor opción que reconocer y aprobar este procedimiento, que finalmente no favoreció a los perfiles que ellos consideraban más conservadores.
Y de tal tamaño es su hipocresía, que anuncian la impugnación del proceso que, reitero, ellos mismos inventaron y que Morena quiso cambiar y que el PAN había prometido respetar, tuviera el resultado que tuviera.