Síguenos

¿Qué estás buscando?

Voces

Arreando al Elefante | Justicia a cuentagotas

36 lecturas

Ana María Vázquez 

Pasaron 43 horas, luego 43 días y quizá tengan que pasar 43 años para que se conozca en su totalidad lo sucedido en Iguala la noche de septiembre del 2014 en la que los estudiantes fueron asesinados. Pese a la orden presidencial de apertura, el ejército sigue guardando información que podría llevar al esclarecimiento del caso. Por su parte, la fiscalía a cargo de Gertz juega entre la indolencia, la dilación y la revocación de 21 de las ordenes de aprehensión que el año pasado se obsequiaron contra más de 80 indiciados.

Como si una parte del ejército y fiscalía estuvieran a favor del cambio y otra, más fuerte y poderosa operara para silenciarlo todo en ese y otros casos que estarían resguardados con llaves de “100 Fuegos” y que, de abrirse, mostrarían quizá la colusión del crimen organizado en las altas cúpulas.

El informe del GIEI pasó inadvertido, en conferencia de prensa se reconoce la voluntad presidencial de aclarar el caso, pero sigue destacándose la poca voluntad del ejército para otorgar los documentos requeridos para continuar las investigaciones, documentos que en principio negaron y luego, por una filtración, se comprobó que existían. Las entrevistas con el fiscal general y el GIEI han sido escasas y virtuales, pero sí ha
intervenido para ordenar auditorías a los fiscales de la unidad. Silencio, colusión, complicidades, pactos o “techos de cristal”, como le llaman, han sido los principales obstáculos que han entorpecido o dilatado
los resultados de la GIEI.

En la Sala Digna Ochoa, los padres de los normalistas escuchaban el reporte de Angela Buitrago y Carlos Beristain, aunque oficialmente su trabajo terminaba en ese momento, habrían conseguido una prórroga hasta junio. “Si hay algo que puede contribuir a enfrentar la crisis que desde hace mucho tiempo vive México, tiene que ver con la verdad, la verdad de lo sucedido y la verdad de las responsabilidades”, afirmó Beristain. Los padres se retiraron en silencio, sin comentar nada sobre las presiones y amenazas que Buitrago denunció hacia ellos.

Así pasen 430 años, México seguirá pidiendo justicia y esclarecimiento aunque esta sea a cuentagotas.

Te puede interesar

Advertisement