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Juan Hernández
¿No le ha pasado que cuando se sube al micro o a la combi les toca escuchar los narcocorridos?, pues eso ya está a punto de acabarse, luego de que en el Congreso de la Ciudad de México se turnó a la Comisión de Movilidad Sustentable y Seguridad Vial, una iniciativa para proteger a los pasajeros del transporte público y privado para que puedan viajar de manera pacífica y segura, así como evitar la apología del delito, la violencia de género, e incluso falta de control de volumen de aparatos de sonido dentro de las unidades.
La propuesta adiciona artículos a la Ley de Movilidad de la Ciudad de México, simple y llanamente en el nuevo artículo 80 Bis, para establecer en su fracción II, “que el chofer no podrá llevar aparatos de sonido encendido con un volumen mayor a 60 decibeles, o reproducir material discográfico en el que se haga apología del delito o promueva la cultura de violencia”, es decir, adiós a los narcocorridos.
Y mientras, en la Canacintra hay acusaciones de una elección plagada de irregularidades en la que se señala la intervención de exdirigentes para favorecer a la actual presidenta Esperanza Ortega, aunque dentro de este organismo empresarial varios de sus agremiados señalan muchas irregularidades hacia la excandidata Lourdes Medina, a quien señalaban de no cumplir con los estatutos y fue retirada de última hora la contienda.
Afirman que hay un caos en la Canacintra, falta transparencia y citan como ejemplo que, durante la elección, algunos de los candidatos participantes hablaron de que tenía 50 mil integrantes, pero la realidad indica que no son más de 15 mil. Es decir, se carece de una base de datos actualizada. La nueva dirigencia tiene un gran reto: transparencia y aclarar acusaciones.