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Ana María Vázquez
Mal empieza su campaña el industrial y varias veces presidente de la COPARMEX, Gustavo de Hoyos quien hace un par de días se lanzó al ruedo político, auto destapándose como aspirante a la silla presidencial.
¿Quién lo asesora?, con la arenga de “estamos hasta la madre de los políticos” pretende dar un golpe en la mesa, sin embargo, está tan separado de la sociedad que ese grito lo hemos lanzado cada vez con más fuerza desde Salinas hasta Peña, por eso fue tan bien recibida la 4T y el actual presidente López Obrador; luego, en su discurso, afirma: “soy uno de ustedes”. ¿En serio? seguramente se refiere a la llamada cúpula dorada porque pueblo, definitivamente no es. ¿Con qué armas pretende acercarse a una población que no conoce, a unas raíces de ignora y la mayoría de las veces desprecia al favorecer y defender empresas que van en contra de los derechos del pueblo?
Sigue presentando su exposición de motivos y va con lo más grave: instaurar la pena de muerte, si bien es cierto que la delincuencia, el narcotráfico y los feminicidios han permeado en el país y se han enquistado, no se puede hablar de pena de muerte en un país donde el sistema judicial protege al delincuente o al adinerado en detrimento del ciudadano inocente que no posee nada más que su inocencia. ¿Otro Calderón? …¿dónde quedarían los derechos humanos ya de por sí pisoteados, la presunción de inocencia, el lento pero firme camino hacia la igualdad de derechos que nos ha traído la 4t?
La exposición de motivos del señor de Hoyos es tan absurda como carente de sentido, si él es el “arma secreta” de la oposición o particularmente de Claudio X, será como todo lo que han hecho hasta ahora, un saco lleno de agujeros y pólvora mojada, de PROPUESTAS, no se habla. Buscar un buen asesor, ser honestos, mostrar su verdadera cara sería lo deseable para cualquiera que pretenda ocupar la silla presidencial, no es suficiente con decir “soy uno de ustedes”, hay que SERLO, no es suficiente ser un Bukele 2, no somos El Salvador, no es suficiente ser un político-empresario, hay que ensuciarse los zapatos, recorrer comunidades y escuchar y atender sus necesidades, entonces, quizá, solo quizá, dejaríamos de reír ante las aspiraciones de algunos.
