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Salvador Guerrero Chiprés
La vulnerabilidad económica y de cuidado de las mujeres adultas mayores las coloca en situaciones de violencia. No debemos normalizarlas. Cuando se debate sobre las agresiones a mujeres, las personas mayores de 65 no aparecen en el radar el contexto del 8M. También está concentrada en las mujeres la afectación a ese grupo etario. En el marco del Día Internacional de la Mujer es necesario visibilizar a un sector que suele ser excluido de las vulnerabilidades habituales de violencia de género. En México esas personas representan el 14 por ciento de la población.
El 2 por ciento de los reportes de violencia familiar que atiende el Consejo Ciudadano de la CDMX está relacionado con mujeres mayores de 65 años, víctimas de agresiones psicológicas, físicas, económicas, patrimoniales y sexuales. A medida que aumenta la dependencia económica, crece también la violencia ligada a ella. Maltrato o aislamiento son frecuentes.
En la capital nacional, el impulso de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y de la secretaria federal de Bienestar, Ariadna Montiel, a la pensión para personas adultas mayores contribuye en el fortalecimiento de su independencia económica y en la posibilidad de alejarles de situaciones de violencia.
En el contexto el 8M, con un clara idea y compromiso de futuro el Club Rotario Ciudad de México, el más antiguo del país y dirigido por Angélica de La Vega, invitó a María Elena Esparza Guevara de Ola Violeta.
La novedad no fue solamente el concepto de Feminicidio Emocional ahí presentado a propósito de la violencia más frecuente contra mujeres, sino que la invitada señaló como una opción de futuro para el país a Sheinbaum, en un contexto de empoderamiento de mujeres a nivel nacional, ante una audiencia de clase media atenta al debate y donde el posicionamiento fue bien considerado.