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Ana María Vázquez
Jim Morrison: Quien controla los medios de comunicación, controla las mentes. Y es una gran verdad, pudimos constatarlo en la marcha del domingo pasado y en la anterior organizada por la oposición “defender al INE”, cuando lo que manifestaban era total desconocimiento, pero eso sí, un gran odio contra el presidente Andrés Manuel López Obrador; el aforo no es proporcional con el grueso de la población, ni siquiera con la plantilla registrada de los mismos convocantes, pero es triste y muy sintomático del manejo pernicioso de los medios corporativos.
Una manifestante tildó de “loco” al presidente por “darle la pensión del bienestar, sin pedirla” — pero sí la cobra, pudiendo rechazarla —.
La estrategia de los medios está basada en decir que lo que vivimos nunca pasó, que no fueron ellos y que todo es culpa de la desastrosa administración actual, que lo que documentamos y padecimos como las masacres, devaluaciones, guerra, FOBAPROA, Estafa Maestra y saqueos solo es producto de nuestra imaginación, un “gaslighting” mediático, de abuso psicológico que ha hecho a muchos de los manifestantes cuestionar la realidad, más aún, negarla, como negaron que fuera una manifestación partidista, cuando claramente era eso y más.
El término gaslighting o luz de gas,fueacuñado por el dramaturgo Patrick Hamilton y adoptado por la psicología, muestra como una forma de tortura y abuso psicológico la que experimentan algunas personas cuando se les induce a dudar de creencias o convicciones para desorientar y manipular a otras.
Las carretadas de dinero invertidas en mentir, descontextualizar, desinformar, poco a poco están permeando en una población que no contrasta medios y permanece fiel a los “líderes de opinión” pagados.
Los pocos medios con los que la presidencia cuenta para difundir resultan insuficientes ante la ola de desinformación.
El odio es peligroso y altamente contagioso y
aunque siempre estará garantizada la libertad para manifestarse, convendría que se implementaran nuevas estrategias para la difusión de informes reales, logros y proyectos que aún no llegan al grueso de la población y el sentido crítico de la gente pueda ser despertado.
Las mañaneras han sido hasta ahora el mejor y gran vehículo para tener información de primera mano, pero no es suficiente. Ese fuego, sí tiene que atacarse con el mismo fuego.