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Samuel Cantón Zetina
Omar García Harfuch es un caso muy raro en la política mexicana: las encuestas lo sitúan como claro ganador -20 puntos arriba- en la disputa por la jefatura de la Ciudad de México (junio 2024), pero él ni por enterado se da. No ha levantado la mano para decir que quiere, tampoco ha pedido ser inscrito en la ronda de encuestas, ni hace campaña disfrazada, como tantos otros. Harfuch es hijo de un político priista muy destacado: Javier García Paniagua, y nieto del general Marcelino García Barragán, secretario de la Defensa Nacional con Díaz Ordaz.
En sus Memorias, el abuelo escribió que en aquella confusión de la represión de estudiantes del 68, él pudo apoderarse de la presidencia de México. No lo hizo por patriotismo. El nieto es secretario de Seguridad de la CDMX. ¿Pero por qué los capitalinos desean que los gobierne? y ¿por qué él -en algo inusual- no muestra ambición? Es más: reiteradamente se ha descartado.
Bueno, Omar García Harfuch ha dado magníficos resultados en la gran urbe -monstruosa y compleja-, y la percepción de la población es que ahora está más segura con Omar al mando. Y sí: las estadísticas de homicidios y otros delitos revelan una disminución real de acuerdo a cifras oficiales.
Este hombre, licenciado en Derecho de 40 años de edad, sobrevivió a un atentado de un cartel de la droga en que se disparó la friolera de ¡400 balas!, que mataron a sus dos escoltas y a una mujer que pasaba por el lugar. Tres de los impactos penetraron la humanidad del funcionario, quien con un temple fuera de serie, reportó en tuit lo sucedido a punto de ser ingresado al quirófano. Y palabras más, palabras menos, dijo
el apodado Tigre: No me rajo… Normalmente, ese tipo de eventos sirve para que los políticos se victimicen y obtengan recompensas en las urnas, y sin embargo, Harfuch es la excepción.
Que se sepa, no es militante activo de MORENA, aunque con él, el partido recuperaría mucho del voto perdido.