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Ana María Vázquez
Felipe Calderón, ahora residente y quizá próximo súbdito español, pidió apenas en diciembre via Twitter la expulsión de Abraham Mendieta, analista político que ha criticado severamente a la derecha. Irónicamente este martes, el presidente López Obrador reiteró su decisión de derogar el articulo 33 de la Constitución, en el cual se exige a los extranjeros (palabra horrible, “alien” en inglés), abstenerse de participar en asuntos políticos ya que, de hacerlo, se harían acreedores de la expulsión inmediata del país; la expulsión también podría darse por decisión presidencial amparada en dicho artículo.
Viví más de 30 años con un hombre que vino reclamado por su padre a raíz de la Guerra Civil Española, un hombre bueno al que, como su padre y muchos intelectuales, se les arrebató todo y gracias a la llamada Ley Cárdenas pudieron ser recibidos en nuestro territorio. Intelectuales, maestros, poetas, escritores, tuvieron que huir de su país para no perder la vida y encontraron en el nuestro, cierto calor y apoyo, sin embargo, muchas veces escuché las voces enfurecidas gritando ¡te voy a aplicar el 33!; también supe de la gente apedreada los 15 de septiembre durante el pleno fervor nacionalista, eran refugiados que querían compartir con el país que los acogió un poco de lo que sabían con su trabajo diario, respetando siempre a las instituciones, pero los gritos siguieron ahí, el último, furibundo y enloquecido fue el de Felipe Calderón… “el que debe ser expulsado del país eres tú. Artículo 33.
Sin embargo, para él y los suyos que indiscriminadamente llevaron al país a la masacre y destrucción, no hay un solo artículo que nos haga justicia como pueblo, no hay una ley que lo toque, huye con el dinero robado de nuestras arcas protegido por otros radicales y una botella de alcohol.
Otras, como la Alcaldesa de la Cuauhtémoc, reprimen con un fascismo que es aplaudido por el Reforma y Claudio X, todos ellos, mexicanos por nacimiento.
O acosan como los responsables del INE que continúan persiguiendo ciudadanos por manifestar su libertad de expresión y en un acoso, también fascista, envían actuarios a los domicilios de los denunciados acompañando a la hoja de acuse un cd con la denuncia que ya sobrepasa las 400 fojas, todo pagado con nuestros impuestos.
Para ninguno de hay un artículo, un 33 que ponga la espada de Damocles sobre su cabeza.
Me alegra mucho que el humanismo presidencial no haya olvidado su promesa de derogar un artículo que era piedra de toque para el terror y chantaje a foráneos.