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Jorge Gómez Naredo
Durante el juicio en Nueva York, la defensa de Genaro García Luna intentó embarrar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo hizo de forma burda, y también vil. Le preguntó a Jesús “El Rey” Zambada si le
había dado “sobornos” al actual presidente para financiar una campaña en contra del expresidente Vicente Fox.
El narcotraficante negó rotundamente que haya hecho eso. Pero la pregunta (un completo absurdo) le sirvió a la defensa de García Luna para colocar el nombre de López Obrador en el juicio. De la propagación
engañosa de este absurdo se encargaron buena parte de los medios de comunicación en México, y hubo además una campaña en redes sociales para ligar al mandatario con el cártel de Sinaloa. Y en lo más burdo: colocarlo como si fuera él el acusado en Nueva York.
Por supuesto que esta estrategia estaba planeada, y fue costosa. Y es que la defensa de Genaro García Luna no ha podido contrarrestar ninguno de los contundentes testimonios que la fiscalía ha presentado.
Por eso les era tan importante hacer ruido, y con esa pregunta a “El Rey” Zambada lo intentaron. Las pruebas son tan contundentes contra García Luna, y los testimonios tan coincidentes, que los abogados que defienden al secretario de seguridad pública de Felipe Calderón decidieron que el inculpado no hablara. Era mucho el riesgo de caer en contradicciones. Por eso sólo hicieron que su esposa, Linda Cristina Pereyra, dijera que todo el dinero que tienen es legal, y que, con un sueldo de burócrata y una papelería de barrio bien atendida, se pueden comprar propiedades en el extranjero.
Quizás hoy decidan en Nueva York si García Luna es culpable. Para la mayoría de los mexicanos lo es, y ojalá que así sea para el jurado en Estados Unidos.
