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Enrique Sánchez Márquez
Lo que ocurra en los siguientes días en el escenario nacional y en la Corte de Brooklyn en Nueva York, serán temas que habrán de correr por el majestuoso salón de Palacio Nacional donde se efectúan las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador. Ruda se le viene la semana al senador Ricardo Monreal. Está visto que no queda bien con nadie y su futuro político se desvanece paulatina, pero inexorablemente.
El llamado Plan B de la Reforma Electoral lo pone en la picota. En Morena se asegura que esta propuesta sólo toca a la “burocracia dorada” del INE, pero Monreal desde el Senado parece darle la espalda a la gran cantidad de despidos, -1800-que traerán consigo estas reformas.
Y ni así queda bien con los suyos. El coordinador de los senadores morenistas sostiene que ya no hay nada que hacer para evitarlo, por lo que ya se preparan protestas en el Congreso como en las calles. Por otro lado, allá en Saltillo, el candidato morenista Armando Guadiana, grita a voz en cuello, “Vamos a partir plaza… ¡y madres!”, pero pocos le creen porque ya lo ven como perdedor.
Al senador le falta coraje y dedicación y como ejemplo ahí está su cierre anticipado de campaña que tiene como fondo estar libre y transportarse fuera de este mundo. Sin grillas y con mucho dinero de por medio.
Ayer por cierto en Texcoco tuvo lugar el cierre de las precampañas de Delfina Gómez y Alejandra del Moral, dos damas que se presentaron a corta distancia, separadas tan solo por cuatro kilómetros, ambas
sin discurso que convenza y con miles de acarreados para mostrar su superioridad. No hay a quien irle. Y una de ellas podrá presumir después de la primera semana de junio de haber ocupado un honroso
segundo lugar, como dicen los argentinos cuando se trata de ocultar su ineficiencia y su inferioridad. A decir de encuestas externas, muy separadas de las que mandan pagar sus respectivos equipos de estrategia, la maestra Delfina tiene mejor cártel.
