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Sebastián Ramírez Mendoza
Históricamente la Ciudad de México ha sido el epicentro de los sueños y aspiraciones académicas de las y los de jóvenes de todo el país. Cada año millones de personas vienen a nuestra Ciudad a aplicar a la UNAM, la UAM o el Poli y desafortunadamente solo un pequeño porcentaje logra entrar a estas casas de estudios, debido a una oferta que es cada vez más pequeña que la demanda.
En el 2001, cuando el hoy Presidente López Obrador era Jefe de Gobierno de la Capital, creó la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y a pesar de que se descuidó en el anterior gobierno, en los últimos 4 años se le han invertido 5 mil 700 millones de pesos en beneficio de sus casi 20 mil estudiantes.
Es importante poner en el centro de la conversación las opciones de educación superior que ofrece el Estado. Las que existen, ¿son suficientes dentro de un sistema que cada vez demanda más especialización? Es precisamente en el marco de esta pregunta que la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum inauguró al principio de su gobierno dos nuevas instituciones de educación superior: el Instituto Rosario Castellanos (IRC) y la Universidad de la Salud.
En los 5 planteles del IRC se ofrecen hoy en día 22 licenciaturas, 2 especialidades, 5 maestrías y 2 doctorados; y en la Universidad de la Salud se puede estudiar medicina y enfermería. Actualmente ambos planteles reciben a jóvenes de los 32 estados de la república y la matrícula de ambas ya rebasó los 40 estudiantes. Lo que ocurre en este gobierno en materia de educación superior es histórico, en nuestro Proyecto tenemos claro que la educación no es solo un derecho, sino que transforma realidades.
