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Jorge Gómez Naredo
Tiene miedo. Mucho miedo. Por eso se fue a España a vivir. Se fue como huyendo, como percibiendo que pronto estaría en problemas. En graves problemas. Sabe que pronto vendrá lo peor. Por eso se mudó, por eso se alejó de México y especialmente de Estados Unidos, donde está su antiguo subalterno.
Sí, Felipe Calderón no está en México, sino en España. Y cada vez se nota más nervioso. Más intranquilo. Al menos así lo evidencia en sus redes sociales.
Quizás entienda que pronto, su subalterno, su secretario de seguridad pública, su aliado y amigo, estará diciendo todo lo que sabe ante un jurado en Nueva
York.
Ayer, Felipe Calderón escribió en Twitter: “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense… porque su premio será grande en los cielos”.
La estrategia de Calderón para negar lo que diga García Luna es simple: hacerse la víctima. Y por eso escribió eso: ya se está asumiendo como un “perseguido”, y está dando a entender que todo lo que se diga de él son ataques, injurias, mentiras.
EL punto es que Calderón está lleno de miedo porque no sabe a ciencia cierta qué dirá García Luna. O sí sabe, y por eso tiene tanto miedo. ¿Se imaginan a García Luna diciendo que el gran narco de México era su jefe Felipe Calderón?
¿Qué sabe ya Calderón de lo declarará García Luna? ¿“Cantará” el ex secretario de seguridad mexicano todo lo que sabe? ¿Dirá ante un jurado y ante un juez en Estados Unidos que Calderón, aquél que se presentaba como el “enemigo” del narco era, en realidad, un narco? Calderón tiene miedo. Y se nota. Se nota mucho.