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Ana María Vázquez
No nos engañemos, el juicio a García Luna despierta más expectativas aquí que en Estados Unidos; mientras allá se le juzga básicamente para apropiarse legalmente de lo que el exfuncionario amasó ilegalmente, en México tenemos la “ilusión” de que por lo menos alguno de los muchos cómplices del ahora juzgado sea mencionado, empezando por Felipe Calderón y Vicente Fox, pero, aunque así fuera, aunque se mencionaran nombres como ellos o el de Loret, no pasaría nada.
Ya aquí han empezado las descalificaciones y eso que estamos apenas en la primera semana (que fue de tres días efectivos); no obstante, el juicio debió ser aquí, sin embargo, el INE se encargó de dificultar el proceso de juicio a expresidentes, cambiando las urnas de lugar, poniéndolas en accesos remotos o de plano, borrando los nombres de las listas.
Para quien no se acuerda, el INE (antes IFE), avaló el fraude en 2006, cuando al actual presidente Andrés Manuel López Obrador se le despojó de la legítima presidencia que había ganado y que, tiempo después, Vicente Fox reconociera públicamente que le había negado mediante el fraude electoral. Ese mismo IFE que desde antes de cambiar sus siglas, tenía ya a los mismos elementos, como Lorenzo Córdova y Ciro Murayama. Cambiaron las siglas, pero no
los cómplices.
Y así, ese órgano que ha avalado fraudes y dispendios, que ha sancionado a ciudadanos (solo de izquierda, por supuesto), es el mismo responsable de que no tengamos a Calderón, a Fox o a Peña en la cárcel, es el que suscribe las notas que defienden ahora a García Luna y el que, de nuevo, convoca a una marcha
para, según ellos, “respetar el voto”
¡Pero si de eso pedimos nuestra limosna!, de justicia, de equidad, de instituciones transparentes que no solapen “propaganda negra” y que no defiendan delincuentes confesos. El INE no se toca, el voto NO SE TOCA, pero a ambos los ha tocado la corrupción y los contubernios. De García Luna, espero que por lo menos podamos ganar el juicio por los 700 millones de dólares que está en cortes norteamericanas y nada más. Aquí no habrá ningún juicio más que el del pueblo que ya pesa en todos los antes mencionados.