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Salvador Guerrero Chiprés
La violenta y vulgar provocación verbal, inédita en la historia de la capital nacional proveniente de una autoridad, corresponde a la ausencia respeto político elemental, exhibida en días recientes por la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas.
Los eventos merecerían una intervención relampagueante del INE, el mismo que considera como único voto verdadero el proveniente de quienes son opuestos al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Recuerdan la incomodidad registrada en una reunión donde de pronto alguien busca ofender, insultar, provocar, mediante la violencia verbal o física. En Ética Nicomaquea, Aristóteles señala que conducirse éticamente significa querer el bien por sí mismo, desde un plano individual; cuando se hace en función de un pueblo y Estado, “reviste un carácter más bello y más divino”.
Las personas con principios éticos no ofenden, no abusan, no roban, no mienten, pues su disciplina sirve de freno a comportamientos nocivos. Qué nivel de fractura interna puede tener entonces quien incita a “romperle la m…” a una mujer, en este caso la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en clara incitación a la violencia general, para no decir a la violencia política de género.
¿Cómo se distinguen quiénes critican la supuesta polarización —básicamente retórica, si fuera el caso— del gobierno de AMLO, pero declaran su disposición violenta, verbal y física, para no mencionar aquella violencia dirigida contra la inteligencia de las personas? O guardan silencio cuando ocurre si es promovida por una aliada. Cuevas contrasta hasta con el senador Ricardo Monreal, quien ha insistido en “ganar a la buena”. El senador nunca ha invitado a “partirle la m…” ni al Presidente ni a quienes lo aventajan, tres precandidatos, a la Presidencia.