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Abraham Mendieta
De que tamaño no será la arrogancia y la prepotencia exhibida por el Tribunal Electoral que ha decidido nada más y nada menos que prohibirle al partido Morena utilizar la caricatura de AMLO: ese dibujo que acompaña a López Obrador desde hacen décadas, y que es diseño del Monero José Hernández.
Más allá de que la caricatura se volvió parte del imaginario político mexicano, y de que es imborrable de cientos de miles de viviendas, autos y espacios públicos, queda evidente la intención política: que Morena no pueda presumir a su principal activo político, el Presidente López Obrador, cuyo liderazgo aún roza el 70% de aprobación a nivel nacional.
Lo gracioso es que, intentando prohibir algo que es de dominio público, no solo lo viralizan más, sino que también reconocen que la figura de López Obrador otorga por sí misma una ventaja política, pues es el político más querido y defendido de las últimas décadas, pero no deja de ser absurdo intentar desvincularlo a la fuerza del partido movimiento que él mismo fundó.
Por si no fuera poco, lo prohíbe el mismo Tribunal Electoral que ha permitido con total impunidad utilizar a otros partidos políticos los símbolos que son de todos los mexicanos, empezando por la bandera nacional, que aparece en el logo y en las boletas para votar del PRI, o incluso el águila juarista, agandallada por Movimiento Ciudadano.
Queda claro entonces, con este absurdo intento de censura de la imagen presidencial, que la figura y la popularidad de López Obrador sí hacen la diferencia en términos políticos y electorales, pero también la mala intención de quienes buscan a toda costa reducir las posibilidades electorales del movimiento que es puntero en todas las encuestas.
Solo faltan que quieran prohibirnos mediante sus absurdos magistrados que nos denominemos “obradoristas”, o que nos impidan hablar de los logros de la Cuarta Transformación.