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Sebastián Ramírez Mendoza
El pasado lunes la jefa de gobierno dio el bomberazo de salida a la tercera fase de uno de los proyectos más ambiciosos que se han realizado en el Metro de la Ciudad de México: Metro Energía.
Con una inversión de 4 mil 500 millones de pesos y ubicado en la anterior subestación de Delicias, esta obra inició desde 2019 y tiene una especial relevancia porque se desarrolló de la mano de la Comisión Federal de Electricidad. Como lo dijo el director Bartlett, implica la conjunción de dos grandes empresas públicas al servicio del pueblo mexicano.
Si se deja de lado la enorme inversión en este proyecto, lo sorprendente es que será capaz de proveer a las líneas 1, 2 y 3 del Metro con la energía equivalente a la que requiere una ciudad como Villahermosa, lo que en la práctica implicará mayor continuidad en el paso de los trenes y mejoras significativas en otros aspectos de las instalaciones como escaleras eléctricas o alumbrado, además de que está diseñada para resistir sismos o incendios.
A pesar de la actual campaña que la derecha ha orquestado en contra del transporte público en nuestra ciudad, es notorio el enorme esfuerzo de este Gobierno para modernizar, no solo el Metro, sino toda la Red de Movilidad Integrada.
En solo 4 años se construyeron dos líneas de Cablebús en las zonas que más necesitaban un transporte seguro y de calidad, se ampliaron varias líneas del Metrobús, se hizo un Trolebús Elevado, único en el país, aumentó la cobertura de Ecobici en nuevas zonas, y se destinaron, únicamente en el último año, cerca de 42 mil millones de pesos en la modernización del Metro.
El Metro es el alma de la Ciudad de México, invertir en él es invertir en el bienestar de los 70 millones de personas que lo utilizan cada día, cada mes y cada año; darle presupuesto es apoyar al pueblo de la Ciudad de México.
