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Sebastián Ramírez Mendoza
Hemos visto toda clase de anomalías en el Metro de la Ciudad de México, desde objetos inusuales que se avientan a las vías como tubos de brincolín, aspas, zapatos, sombrillas e incluso una manta llena de latas adentro, hasta fallas técnicas que han provocado accidentes fatales.
Unos días después de lo que sucedió en la Línea 3, se encontró que la caja negra que contiene la computadora con todo lo que sucede en la cabina y los vagones, había sido sustraída, al igual que algunos cables en el tramo donde ocurrió el choque.
En este sentido, la Jefa de Gobierno anunció la presencia de más de 6 mil elementos de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad de los millones de usuarios, toda vez que existen elementos suficientes para pensar en un posible sabotaje dentro del Metro. Nuevamente, este fin de semana, el Gobierno de la Ciudad encontró un tornillo degollado, una placa fuera de lugar y la ausencia del anillo de seguridad en los vagones desacoplados en la Línea 7, a pesar de que el tren había recibido el mantenimiento rutinario el pasado 5 de enero (mismo que reciben todos los trenes aproximadamente cada 30 días).
A pesar de que ha quedado demostrado que el Metro tiene los recursos suficientes para su funcionamiento, incluyendo mantenimiento, sucesos anormales ocurren con cada vez más frecuencia, por lo que ya existen algunas carpetas de investigación en la Fiscalía, y en este orden de ideas es importante decir que quien atenta contra el transporte público, atenta contra el pueblo de la Ciudad.
Es de reconocer que ahora contemos con la presencia de la Guardia Nacional en el Metro, que ante estas anomalías, están para cuidarnos a todos y todas. No dudemos, nosotros como usuarios, en reportar cualquier comportamiento extraño a las autoridades, pero lo más responsable que podemos hacer, es no caer en desinformación y especulaciones, y estar atentos al resultado de las investigaciones, teniendo la certeza que para el Gobierno de la Ciudad nuestra seguridad es la prioridad
