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Ricardo Sevilla
La oposición sigue lanzando leña al fuego de la calumnia y la desinformación. Y para ello utilizan a ciertos “lideres de opinión” que, carentes de ética, reciben dinero a cambio de generar una influencia en la información que se publica en la prensa.
La mayoría de estos “líderes”, que pretenden ejercer influencia sobre las actitudes o la conducta de otros individuos hacia ciertas formas de pensar o de actuar, siempre han sido mentirosos encubiertos de intelectuales o periodistas.
Estos personajes, que a lo largo de la historia del “chayote” se han caracterizado por cobrar dádivas y privilegios con sus clientes, nunca han apostado por el análisis ni por el examen minucioso de la realidad. Su juego ha sido, en todo momento, por la mentira, la falsedad y a la chapucería.
Hoy, al longevo coro de desinformadores: Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva y Carlos Marín, se ha unido una tropa de engendros emanados de la ignorancia: Chumel Torres, Héctor Suárez Gomís, Pedro Ferriz Hijar y otros adefesios similares. El objetivo de ambas catervas es el mismo: lanzar bulos y mentiras contra el Presidente López Obrador y su gobierno.
De hecho, sus ataques sincronizados tienen
la misma finalidad: dañar la imagen de la Cuarta Transformación. Dejémonos de cuentos: la meta de estos engendros no es, ni nunca ha sido, periodística.
Sus campañas buscan los mismos propósitos: dañar y engañar e inducir al error y manipular las decisiones personales de la gente.
De ahí que los “análisis”, los “razonamientos” y las “investigaciones” estén contaminados por el sesgo mediático.
¿Y qué demonios es eso?, se preguntará usted.
Y nosotros apuraremos la respuesta: El sesgo mediático ocurre cuando los dueños de los medios de comunicación ordenan a sus subalternos cómo seleccionar los eventos e historias que se informan y cómo se cubren. Todo eso, claro, contraviniendo los estándares del periodismo.
Y todo eso, infelizmente, es lo que en este momento está enfrentando el gobierno de López Obrador: “líderes de opinión” chayoteros, un descarado sesgo mediático y una horda de desinformadores ávidos de dinero.