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Ana María Vázquez
Recuerdo la frase de un poema de León Felipe en la que aludía a los gritos del pueblo en 1936, antes que el fascismo se instalara en España: ¡Eh, que viene el lobo!, un grito que muy pocos escucharon. Muchas veces el Presidente López Obrador ha dicho que “en política no hay casualidades” y es una gran verdad, aquí una muestra preocupante.
Brasil, Perú, Chile, expresidentes mexicanos exiliados en España, VOX, convenciones de la ultraderecha en México seguidos por conciertos VIP de corte fascista, el PAN y el Yunque. Vox
se ha asentado oficialmente en México, obtuvo registro como “compañía consultora”, luego de que la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) reuniera a mediados de noviembre pasado
a Steve Bannon, Santiago Abascal, Eduardo Bolsonaro, Ted Cruz y Lech Walesa, entre otros, el anfitrión Eduardo Verástegui, ex actor y al parecer una de las caras visibles de la organización El Yunque, quienes, según se dice, cofinanciaron este encuentro. En 2021, una filtración de WikiLeaks mostraba las redes políticas que, mediante estallidos sociales, buscaban incidir en las izquierdas latinoamericanas desde México, Estados Unidos y España, impulsando perfiles de ultraderecha que conserven el poder y dominio a costa de las libertades de los ciudadanos.
Es curiosa la semejanza entre la revuelta en Brasil y el asalto al Capitolio en Estados Unidos y con una pequeña revisión vemos un golpismo coordinado hacia la ultraderecha en los actos mencionados.
En noviembre, durante el encuentro en México, una declaración grabada de Steve Bannon (ex asesor de Trump) lo muestra alentando el Golpe de Estado en Brasil; Bannon mencionó una “gran batalla” y que debería tomarse como “advertencia”.
Un acto abiertamente reconocido por sus organizadores como de lucha contra las izquierdas. Por otro lado, la organización poblana El Yunque, ha crecido silenciosamente apoyando organizaciones ultraconservadoras en 50 países, ocultos en instituciones como el ITAM, la UP y el ITESM y por políticos como los Calderón Zavala, los Abascal y los Fox.
Las derechas se rearman, se organizan y bajo una capa seudorreligiosa, educativa y en favor de la “unión familiar” y “buenas costumbres”, sin embargo, en el fondo este control solo obedece a una cosa, recuperar el poder absolutista
