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Mala madre; prostituía a sus hijas

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Nora Alejandra ” N” explotaba a sus hijas de 9 y 12 años en su domicilio y en hoteles de la zona. Vecinos aseguran que jamás se dieron cuenta de las bajezas de la mujer.

Redacción Grupo Cantón.

Una madre es aquella que cuida, protege y ama a sus pequeños sobre todas las cosas, la que te acompaña y guía en todas las tempestades de la vida. Bien lo dice Alfredo Espino, en su poema “las manos de mi madre”: “Manos las de mi madre, tan acariciadoras, tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras. ¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman, las que todo prodigan y nada me reclaman! ¡Las que, por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan en ellas!”

Pero, ¿Qué sucede cuando nuestra madre es la creadora y hasta la protagonista de nuestras tempestades en la niñez? Cuando aún nos encontramos indefensos y se supone que nos tendría que proteger. Pero, bien sabemos que la responsabilidad de criar, de prever y de cuidar la integridad de los hijos es del padre y la madre.

ERAN SOLO DOS NIÑAS

Con mucha discreción, se llevaba a cabo un fatal hecho en calles de la colonia del Cerro de Márquez, en el municipio de Valle de Chalco, pues pocos vecinos se percataron de que Nora Alejandra “N” era una madre sin escrúpulos. “¡Muévete que ya casi va a llegar el cliente!”, dijo Nora a su pequeña hija de 9 años Maira “N”, (nombre ficticio utilizado para salvaguardar la integridad de la víctima) “¡Pero, mamá, no quiero que venga nadie!”, decía la pequeña, quien desde hace unos meses atrás trataba de asimilar lo que su nefasta madre le hacía a ella y a su hermana Jimena ” N”, de 12 años de edad.

LA MADRE LAS OBLIGABA

“¡Ya te dije que no llores, chingada madre!”, gritaba Nora levantando la mano, simulando una cachetada, al escuchar los sollozos de Jimena y su carita triste, pues la pequeña ya sabía el infierno que le esperaba.

Entre maquillaje y vestidos, las dos pequeñas niñas eran vendidas por su madre al mejor postor. “¡Mamá no quiero, no quiero estar con ese señor! “gritaba Jimena, desesperada mientras se aferraba al brazo de la despiadada mujer.

“¡Pinche escuincla, ustedes dos van a hacer lo que yo les ordene o les parto la madre!”, dijo iracunda la mujer, mientras la sujetaba del brazo y la sacudía violentamente. A los asquerosos hombres que la visitaban, no les importaba que fueran apenas unas niñas, pues solo le daban a Nora el dinero, tomaban a cualquiera de las dos pequeñas y realizaban su salvajismo.

TESTIGOS

Algunos vecinos de la mujer, dijeron que nunca vieron algo sospechoso pues posiblemente hacía sus fechorías solo por la noche, “Nosotros supimos lo que hacía hasta que se la llevaron los policías. La verdad es que jamás imaginamos que hacía tal cosa”, señaló una vecina, a Diario BASTA! Sin embargo, otra vecina, la cual pidió que se omitiera su nombre, dijo: “Que ningún vecino se haga pendejo, pues muchos ya sabían lo que pasaba o al menos se tenía la sospecha y honestamente nadie hizo nada por esas pequeñitas, hasta que la denunciamos con la policía”, señaló la mujer, de unos 35 años edad, mientras miraba con coraje al domicilio de las dos pequeñas niñas, a las cuales les arrebataron su infancia.

 

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