12 lecturas
Ana María Vázquez
Generalmente los últimos días del año solemos hacer balance, corte de caja y revisar lo que el año nos quedó debiendo o lo que nosotros le debemos y como ya es costumbre desde 2018, no hemos tenido “deslizamientos” en la moneda; tampoco hemos tenido que “apretarnos el cinturón”; la cuesta de enero
es ya un pasaje remoto de una época que vivimos, pero que suena muy lejana.
La locomotora de la 4T ha hecho que, en medio de la incertidumbre mundial, el peso resulte fortalecido y hasta se den lujos como el de reducir a la mitad el pago de servicio de la deuda para que quien llegue tenga el camino económico allanado porque, como bien dice el Presidente, lo importante es la continuidad del proyecto de nación.
Y mientras por un lado las cosas no pueden ir mejor, por el otro seguimos mirando una supuesta oposición que parece estar muy lejos de tomar un camino medianamente adecuado y han perdido el año, uno más, en montajes, infodemia, pleitos internos y escándalos de corrupción.
Nada nuevo por supuesto, aunque esta vez y para variar podríamos pedir que más allá de críticas o escenas ridículas en el Senado, trabajaran en propuestas que realmente abonaran a la calidad de vida de los mexicanos y no al clima de odio y descalificación.
Podremos seguir esperando que el señor X continúe con su activismo a través de otra fundación; que el Reforma siga cayendo cada vez más bajo con encabezados ajenos a la realidad; que el Senado, siga siendo muestrario de ridículo en nombre de la “libertad de expresión” y que los mismos rostros conocidos sigan ahí atrás del hueso, esperando que caiga alguna migaja.
Por lo pronto, lo que nos espera para este 2023 es el corredor económico del Itsmo de Tehuantepec; la inauguración del Tren Maya sigue firme para su inauguración en diciembre del próximo año y con ello también podremos apreciar los innumerables vestigios arqueológicos encontrados, muchos de los
cuales serán preservados in situ y que están siendo ya preservados por el INAH.