11 lecturas
Salvador Guerrero Chiprés
En 1516, en Gran Bretaña, una carta era entregada en varias casas a la vez. El mensaje pedía dinero para rescatar a algún rico inglés aprehendido por los Reyes Católicos; una vez que recobrara la libertad prometía recompensar generosamente a quienes hubieran arriesgado su dinero.
Esa historia, que forma parte de El libro de las Estafas, de Rodney Hobson, es una de las primeras modalidades de fraude. Las estrategias de los estafadores hoy también apelan a la ilusión de sus víctimas por ganar dinero de manera fácil, aprovechar ofertas irrepetibles o la voluntad de apoyar a “parientes” ante una emergencia económica o judicial.
El fraude es uno de los delitos más viejos y, actualmente, de mayor extensión en el continente. Explota una sensación de invulnerabilidad de las personas, la confianza de creer que por ser hombres, experimentados, listos, no caerían en un engaño. Los varones reportan el fraude menos que las mujeres.
El Día de los Inocentes es otra oportunidad para reforzar la prevención y no ser una “inocente palomita que se deja engañar”.
Este año, en el Consejo Ciudadano de la CDMX hemos apoyado a más de 8 mil personas de todo el país ante fraudes, 28% en compras o ventas por internet, 21% por falsos bancos que les piden datos, 15% por patrones en supuestos problemas legales y 11% por parientes inexistentes que llegan de visita y
tienen una urgencia económica.
En la construcción de una ciudad de derechos, como lo ha impulsado la Jefa de Gobierno de la capital nacional, Claudia Sheinbaum, la cultura de la prevención es fundamental. Comprobación de mensajes, no entregar información personal a desconocidos ni creer en familiares a quienes pocas veces recordamos ha permitido que el 63% de los reportes atendidos en la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, queden solo en tentativa. Ni inocente palomita, ni falso pariente.