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Ricardo Sevilla
Hace muy bien el Presidente López Obrador en seguir evidenciando al pútrido cuerpo de la corrupción. Y una de las principales gangrenas de ese organismo infecto lo conforman, no cabe duda, los “periodistas” chayoteros.
Estos personajes, que por donde se les vea son mezquinos, llevan décadas invadiendo los espacios de información. Y no son periodistas. Y no hay que cansarse de insistir en ello porque de ahí deriva todo el mal que estos irresponsables han engendrado.
Y es que si estos personajes fueran realmente periodistas entenderían que el periodismo es un servicio púbico, una rama del humanismo, que trabaja con uno de los recursos más valiosos y poderosos de la sociedad moderna: la información.
Pero estos chayoteros, aunque lo saben, no lo entienden. Porque una cosa es saber y otra cosa entender. Y estos personajes saben que esparcir un bulo, una noticia falsa es dañino para el pueblo. Y lo que no entienden es que propagar mentiras como si fuesen hechos noticiosos puede hacer que una sociedad entera colapse.
Lo entienden, pero no lo comprenden, porque todo mundo sabe que entender es la facultad de razonar con acierto, de argumentar y de exponer sistemáticamente pensamientos propios. Y los chayoteros no saben razonar porque no tienen pensamientos propios. Y si lo comprenden, entonces eso revela su enorme grado de perversión.
Porque perverso es decirle a la gente, sabiendo que es una mentira, que hay una niña atrapada bajo los escombros de un colegio, tal como lo hicieron Daniela Dithurbide, Denise Maerker y, claro, Carlos Loret de Mola.
Perverso es mentirle a la gente diciéndole que estás cubriendo un operativo, ¡en vivo!, para detener a una supuesta banda de secuestradores y que tú
sepas que es un montaje, como hizo Loret de Mola.
¿Y sabe qué? Estos pervertidos que han secuestrado el periodismo, y que jamás colman su avidez de dinero, comprenden lo esencial: que el control social, a través de la divulgación de hechos e interpretaciones falsas, es la fórmula perfecta para mantener el poder y beneficiar a la oligarquía. Y por eso hace bien AMLO en exhibirlos.