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Antonio Attolini Murra
No soporto leer la condescendencia de los chilangos que ayer salieron a decir “Armando Guadiana no va a ganar, si ni siquiera pudo con Saltillo” después
de que se revelara como ganador del proceso de selección de Coordinador de Organización en Coahuila.
No organizan ni un bautizo y ahora les parece que ganar una elección a gobernador en un estado con 96 años de régimen es algo para lo que basta “echarle ganas”.
Hacer política en Coahuila es enfrentar a un grupo criminal —sí, eso son— que utiliza todas las herramientas del poder para limitar, coartar, destruir y dividir todo esfuerzo de confrontación y contraste a su manera de hacer las cosas. Si es con
la policía, si con el dinero y los recursos materiales del Pueblo, si es con trampas y marrullerías, sea como fuera el PRI de Coahuila está dispuesto a destruir todo con tal de no perder nada.
Pero también los obradoristas del estado estamos dispuestos a todo, tal y como lo estuvo el general Ignacio Zaragoza, el apóstol de la democracia Francisco I. Madero y el barón de Cuatro Ciénegas Venustiano Carranza.
Tenemos un Consejo Estatal organizado, una dirigencia sólida y ordenada, tenemos al Pueblo de Coahuila que encuentra en el obradorismo el movimiento social que más y mejor los representa porque hablamos como habla la gente y luchamos por lo mismo que lucha la gente. Nuestro partido quiere ganar, no tener la razón. Para eso, puedo decir que hay cómo y con quién ganar en el 2023 si nuestro empeño se pone en encontrar cómo sumar y resolver, antes que señalar y dividir.
No tenemos duda de hacia dónde vamos, lo que se resolvió fue la interrogante de con quién lo íbamos a hacer. Ahora sí, ¡a ganar!