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Antonio Attolini Murra
¿Cómo reconocer a un conservador? Le da pereza mental identificar las causas de los sucesos y no solo sus efectos. Que si un Tribunal sentenció a Cristina Fernandez de Kirchner a seis años de prisión por corrupta, ha de ser por eso y por nada más.
Que si a Pedro Castillo lo tienen detenido, acusado de sedición y con la posibilidad de enfrentar 20 años de cárcel en Perú, pues merecido se lo tiene. No, no, no es así.
A Cristina Fernandez de Kirchner, le han construido un montaje judicial en donde se ha demostrado la insolvencia moral de los jueces que la han sentenciado, particularmente de Julián Ercolini y su camarilla de jueces que fueron evidenciados discutiendo cómo fabricar evidencia para evitar ser expuestos en un viaje a la Patagonia, presuntamente pagado por el grupo mediático El Clarín.
El asedio mediático y el decadente poder judicial en Argentina son como garrapatas que se aferran al perro sarnoso de la corrupción de donde se alimentan.
El artilugio legislativo de la “vacancia”, la cual permite remover al Presidente de la República del Perú por parte del Congreso debido a una supuesta “insolvencia moral”, ha quedado en la más terrible ambigüedad por la negativa del Tribunal Supremo de pronunciarse sobre la materia. La complicada relación entre el Legislativo y el Ejecutivo en Perú hace que no haya incentivos a cooperar entre un poder y otro. Sin apoyo popular, los presidentes se enfrentan solos en contra del poder fáctico que los quiere deponer sin ganar una elección.
Ni una ni otra situación en Argentina y en Perú se pueden entender simplemente diciendo que “la ley es la ley” y que “merecido se lo tenían”. Quien así lo haga, díganle como dice mi amigo Marco Sarabia: payasos.