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Ricardo Sevilla
Un fantasma recorre las pesadillas y los sueños tormentosos de Enrique Krauze: el fantasma del comunismo. Para el dueño de la revista Letras Libres el comunismo es un cáncer que se debe atacar y, en todo caso, aniquilar.
Y es que para Enrique Krauze Kleinbort, un ingeniero metido a historiador, la propiedad común de los medios de producción y la ausencia de clases sociales son, en el menor de los casos, un despropósito y, en el peor de los casos, una aberración que debe combatirse con celo de exterminador.
Y justo por eso, el dueño de la empresa Editorial Clío, Libros y Videos, S.A. de C.V. no pierde oportunidad de lanzar sus diatribas contra ese sistema político. Y este mes su revista, Letras Libres, como pútrido regalo decembrino, decidió obsequiar a los lectores una pútrida diatriba contra el “monstruo comunista”.
A Krauze, ese intelectual que, sin pudor alguno, ha alquilado su pluma a los gobiernos del PRIAN, pero que se presume liberal, jamás lo hemos visto reconocer ni explicarle a la gente que una ventaja clave del comunismo es que a ese sistema le interesa cerrar la brecha entre los ricos y los pobres. Y no lo escucharemos decirlo porque Krauze lleva media vida practicando esa dialéctica que tanto reprueba el comunismo: la dialéctica amo-esclavo, la dialéctica de explotadores y explotados.
Krauze, el tipo que de cargarle el equipaje a Octavio Paz pasó a ser el intelectual orgánico de Vicente Fox y de Felipe Calderón, sabe que el comunismo propone erradicar los monopolios corporativos.
Pero ¿qué cree? ¡Que a Krauze le encantan (y mucho) los monopolios corporativos! El dueño y director de Letras Libres, siempre mañoso y despistado, escarnece al comunismo porque cree que López Obrador es comunista.
Al comunismo le interesa elevar la calidad de la educación. Y al Presidente Andrés Manuel López Obrador también. ¿La conclusión de Krauze? ¡Que el Presidente es comunista!
Pero seamos claros: Krauze sabe perfectamente que un pueblo culto e informado ya nunca volverá a ser víctima de sus engaños, de sus estafas, de sus atracos. Y por eso, cualquier gobierno popular le parece un monstruo que debe destruirse.