32 lecturas
Diego Elías Cedillo.
Es sábado, queridas y queridos lectores, como saben este tecleador se reunirá con las y los amigos para brindar por ustedes -en esta ocasión con un destilado de agave- desde el sureste mexicano derivado de la gira de supervisión del Tren Maya del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Seguramente uno de los temas principales de la conversación -mientras chocamos las copas de cristal de baccarat- será sobre la bitácora de la Patria (parafraseando al almirante Rafael Ojeda), en la cual uno de sus capítulos versará sobre cómo la mayoría de los gobernadores (a excepción de Américo Villarreal y Samuel García) decidieron ir a “disfrutar” su viernes, en lugar de quedarse a presenciar la restauración del Fuerte de San Juan de Ulúa (lo anterior, incluso de haber sido invitados -de manera abierta- durante el Consejo Nacional de Seguridad Pública).
¡Ah!, y antes que lo olvide hablando del evento ocurrido en la Heroica Escuela Naval, quien dejó claro que no tiene el hábito de la puntualidad fue el subsecretario de Egresos, Juan Pablo de Botton, por aquello que llegó al evento presidido por AMLO unos segundos después de haber iniciado, parecido a la gobernadora de Aguascalientes, Teresa Jiménez, quien llegó casi terminado el evento.
POST-IT Quien tiene una tarea pendiente en su estado es el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, y no vayan a creer que es por el descontento de los jarochos, sino porque -curiosamente- en dicha demarcación una de sus playas lleva por nombre Vicente Fox Quesada.
En razón de lo anterior, y ante los escuetos resultados que García Jiménez ha entregado a la Federación sería buena idea que el Congreso veracruzano recibiera una iniciativa de reforma para cambiarle de nombre a la playa, o mejor aún quién podría enarbolar dicha bandera desde el Congreso federal; puede ser el diputado Sergio Gutiérrez Luna; quien quita y tras dicha postura en el 2024 Rocío Nahle lo haga secretario de Gobierno.