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La jovencita tomó su fatal determinación porque su familia no le permitió tener relaciones amorosas a su corta edad.
Redacción Grupo Cantón.
“Ya no se preocupen por mí estaré bien en el infierno, perdón los amo”, era lo que se leía en una servilleta que encontró el hermano menor de Helen Amalinalli “N” en la habitación que ella ocupaba dentro de su casa ubicada en la colonia El Vergel, de la alcaldía Iztapalapa.
Pese a su corta edad, el pequeño comprendió que algo andaba mal y con el recado en sus manos corrió presuroso a darle aviso a su abuelita Guadalupe Patricia Maldonado Robles, de 59 años de edad.
Al leer el contenido del mensaje que había dejado Helen, de tan solo 15 años, un escalofrío recorrió la espina dorsal de la matriarca de la familia, quien salió presurosa de la casa para buscar a su nieta, la más querida.
La abuela caminó a todo lo que sus piernas le daban y no había avanzado ni 200 metros, cuando se percató que en Periférico y Canal de Chalco había mucha gente aglomerada.
Un triste presentimiento vino a su mente, y su corazón comenzó a latir aceleradamente, por lo que ansiosa se abrió paso entre los curiosos, esos que no faltan cada vez que sucede un hecho de sangre en las peligrosas calles de Iztapalapa.
TREMENDA IMPRESIÓN
Como pudo, la sexagenaria llegó hasta enfrente de los mirones y lo que vio estuvo a punto de hacerla desfallecer, pues ahí, tirada sobre la cinta asfáltica y en medio de un gran charco de sangre se encontraba el frágil cuerpo de su amada nieta Helen Amalinalli.
“¡Noooo…hija! ¿Qué pasó? ¿Qué hiciste mi niña hermosa? ¡No es cierto, no puede ser…levántate hija, levántate…por favor!”, gritaba la mujer de la tercera edad bañada en llanto. Sin embargo, sus súplicas no encontraron respuesta y a lo lejos alcanzó a escuchar a varios de los curiosos cuando murmuraban que la jovencita se había arrojado del puente peatonal ubicado en Periférico y Canal de Chalco.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, doña Lupita intentó acercarse hacia donde estaba el cuerpo de su nieta, pero elementos del Sector Estrella de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que habían acordonado la zona se lo impidieron amablemente.
“No puede pasar jefecita, espérese a que llegue el MP y si él lo autoriza la dejamos”, le dijo una uniformada mientras trataba de tranquilizarla. “Es mi nieta, por favor, se lo suplico, déjenme pasar a verla”, dijo la mujer entre lágrimas, al momento en que se dejaba caer de rodillas, ya sin fuerzas.
POR EL NOVIO
A los pocos minutos, arribaron a la escena del suicidio peritos y detectives de la Fiscalía capitalina, quienes recogieron testimonios de los curiosos y de la abuela de Helen, quien con todo el dolor de su corazón aceptó que la joven había tenido conflicto con su familia, porque no la dejaron tener novio, lo que causó la molestia de la quinceañera, quien entró en crisis y en un arranque, escapó de su casa en pijama, se dirigió al puente peatonal y se arrojó, para poner fin a su corta existencia.
Solo la tragedia de Romeo y Julieta se puede comparar con el sacrificio que hizo Helen al no poder estar en brazos de su amado.
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