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Salvador Guerrero Chiprés
Cada vez más personas realizan sus actividades cotidianas sin temor a ser víctimas de la delincuencia. En sentido inverso, para la oposición al gobierno quedan solamente las opciones de ignorar los avances, autoatribuírselos, separarlos de su promotora central o buscar la falla.
La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, correspondiente a septiembre de este año, expone una mejoría de 21.7 puntos porcentuales en la percepción de seguridad.
En septiembre de 2018 se sentían inseguros en la CDMX 82.1% de quienes respondieron a las preguntas correspondientes; en septiembre de 2022, el porcentaje fue de 60.4%.
En pocas palabras, datos duros y percepción mejoran. Hay más confianza y se percibe un entorno más seguro.
El temor al crimen orilla a las personas a cambiar sus estilos de vida: no portar objetos de valor, refugiarse en sus hogares, protegerse con candados o alarmas, enrejar calles o dejar de realizar actividades sociales o económicas. La encuesta del INEGI presentada ayer revela que los resultados en reducción de incidencia delictiva han ayudado a disminuir el miedo a la delincuencia.
Una quinta parte de quienes hace 4 años habían dejado de usar objetos de valor lo han vuelto a hacer; en la misma proporción caminan ahora de noche en las inmediaciones de sus hogares, y más personas volvieron a visitar a familiares y amistades.
La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, y el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López —en el marco del análisis sobre la permanencia del ejército en apoyo a tareas de seguridad pública hasta 2028— destacaron dos elementos para que eso sea posible: inteligencia policial y coordinación entre distintas autoridades.
Hoy, la capital tiene una estrategia que habla por la nación.