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Antonio Attolini Murra.
Hoy fue un mal día para la oposición. La más reciente encuesta del periódico El Financiero titulada “Rumbo al 2024” da cuenta de una realidad inobjetable: han perdido el rumbo, no tienen proyecto y faltarán al menos 10 años más para que vuelvan a gobernar alguno de los partidos de la oposición neoliberal y conservadora. Les resumo los elementos principales a destacar.
El Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, reúne las simpatías del 49% de la población mientras que el bloque moralmente derrotado, asumiendo que la suma del PRI, PAN y PRD respeta la aritmética, un 35% nada más.
Los cuatro posibles candidatos (tres hombres y una mujer) mantienen un saldo de opinión positivo, es decir, hay más personas que opinan de ellos y de ella favorablemente que los que no. Hay claramente dos punteros (Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard) entre la población en general, pero también entre los simpatizantes de Morena.
Esa sana competencia es el motor que impulsa a los equipos políticos de ambos dirigentes a seguir innovando, luchando y promoviendo los logros de la Cuarta Transformación bajo su responsabilidad y tutela.
Todo parece que marcha viento en popa para el movimiento y para el Pueblo de México que responde así a los múltiples beneficios que han recibido ahora que en el gobierno no se roba, no se miente y no se traiciona. Sin embargo, el fin de semana pasado se presentó uno de los episodios más violentos en nuestro país: 283 personas asesinadas, tan sólo 12 en un bar en Irapuato en Guanajuato.
Ahora que en estos tiempos que vivimos la oposición está lejos de recuperar el poder, esa que hizo del servicio público un negocio privado, es importante tener una discusión muy seria y apremiante entre los republicanos y demócratas de Morena: ¿qué vamos a hacer para construir, otra vez, un sentido colectivo de la vida para todas las víctimas y sus familiares en nuestro país? No podemos quedarnos echados en la hamaca.