11 lecturas
Antonio Attolini Murra.
El presidente tiene la irrepetible capacidad de poder acaparar la agenda a partir de los dictados de su creatividad e improvisación.
En cambio, la oposición presenta un severo caso de muerte cerebral y cae, una y otra vez, en las mismas trampas discursivas. Ante la falta de proyecto, programa y un rampante descaro de ser como en realidad son (clasistas, racistas y misóginos), dejan el pudor de lado y se exhiben.
¿Qué pasó ahora? ¿Y ahora qué hizo el presidente? Su agudo sentido del humor logró construir una lista de 42 (¡CUARENTA Y DOS!) nombres de hombres y mujeres que podrían encabezar al bloque opositor como candidatos a la Presidencia de la República.
En esa lista destacan personajes conocidos por su amplia militancia política y adicción al like como Denisse Dresser, Carlos Loret de Mola, Ricardo Anaya, Silvano Aureoles, Emilio Álvarez, Lilly Téllez , Claudio X. González y Chumel Torres, entre otros.
Lo que esto ha provocado es que ahora todos y cada una de esas personas mencionadas sientan y crean que son igualmente capaces de competir por la candidatura presidencial una vez que su adversario primigenio, el presidente López Obrador, los ha reconocido como interlocutores válidos.
O eso es lo que creen. Se sienten aludidos e interpelados, habilitados ya para ponerse de tú por tú con el presidente, pensando que esta es su oportunidad para crecer en seguidores de Twitter y subir en likes de Facebook.
Curioso como cuando se trata de la vanidad de los opositores, nadie haya salido a acusar al presidente de ‘dictador’, dado que ahora también quiere ‘controlar’ el proceso de selección de candidato o candidata de la oposición, además del de Morena.
Incoherentes en sus principios, inconsistentes en su actuar pero muy predecibles por la forma en la que reaccionan, el presidente les ha vuelto a soltar una bola de estambre con la cual entretenerlos por lo que resta del año mientras el sigue avanzando a paso firme con la transformación que prometió.