13 lecturas
Ana María Vázquez
Es lugar común decir que no hay nada peor que
una mujer despechada, como mujer, reconozco
que he visto venganzas “peligrosas” de mujeres
cuya frustración por el amor perdido, por no sentirse valoradas, las ha llevado a extremos casi patológicos. No trataré aquí asuntos que competen a la psiquiatría, pero lo tomo como punto de partida hacia un libro que estoy leyendo (más por obligación que por interés) y que creo pertinente reseñar como escritora y sobre todo, maestra de otros escritores.
El ejercicio terapéutico de la escritura es muy conocido y fomentado, nos sirve para desahogar aquello que nos “rompió” en algún momento, sin embargo, dichos ejercicios siempre son recomendados para guardar en el cajón o quemarlos, para hacer una catarsis completa y contribuir a liberar aquello que nos afectó, sin embargo, no fue este el caso de Elena Chávez y su libro en el que cuenta en primera persona y basado en sus dichos, cómo “apoyó a su pareja por el bien del país”, pero que contradictoriamente cuenta la “película de terror, de extorsión y malos manejos políticos”; sin embargo, en cada capítulo nos da las gotitas de ácido que deterioraron su relación y consecuentemente hicieron que dejara de ver al actual presidente con los ojos de amor con el que antes lo veía: “Me metieron en una oficina de metro y medio”; “yo ganaba menos que Beatriz”; “terminé manteniendo el hogar” y habla de la boda de su ex como un evento de socialité.
No es un documento literario, tampoco es una crónica de los hechos que menciona, ya que admite que no estuvo presente y sus testimonios son de “oídas y lo que le contaron”; ni siquiera es un texto medianamente escrito. Lo que sí resalta son las muestras de un duelo no resuelto y tal vez hasta signos de lo que Marcus llamó “la triada oscura”.
“Me heriste y te heriré” pareciera ser la premisa
de este libro de casi 300 páginas más digno del TVNnotas que de un documento que pudiera llevar a alguien a juicio. Investigado por el Cisen, por Pegasus y hasta por la CIA, al actual Presidente no se le ha encontrado NADA que pueda manchar su trayectoria. Terrible que hasta Anabel Hernández prologue un libro lleno de revanchismo que solo provoca risa. Si hay pruebas, habría que presentarlas con la formal denuncia, de lo contrario, solo quedarán en esto, actos de venganza y revanchismo de alguien que no ha podido sanar su despecho.