29 lecturas
Javier Lagunas
“Si se aprueba la reforma en el Senado, ¿ya no haría la consulta?” No pues ya no, no tiene sentido, pues ya. “¿Usted va a presionar a que se apruebe de una vez?” No, nosotros no presionamos a nadie, aquí cada quien es responsables de sus actos, lo que no queremos es que siga la élite, una minoría, decidiendo por todos, como era antes, la llamada clase política, que decida por todos, porque el pueblo no existe, porque pues existen los comentaristas de radio, de televisión, analistas, intelectuales.
Así preguntaba el reportero y contestaba el presidente durante su conferencia matutina a los cuestionamientos sobre la iniciativa que ahora está en el Senado para que la Guardia Nacional quede al mando y control de la SEDENA.
Con su respuesta, reafirma por enésima vez, el mensaje de su sexenio: ya se acabó la dictadura –esa sí –de un solo hombre; el presidente de la república no es más el poder de poderes, ahora es la ciudadanía quien decide sobre los grandes temas nacionales, olvídense del pasado reciente, mientras yo esté en la Presidencia no será un pequeño grupo quien decida el destino del país con base en sus intereses económicos y políticos.
El segundo mensaje extraíble de esa respuesta es que sus detractores NO tienen argumentos para tacharlo de autoritario y menos de dictador, les
grita que están siendo testigos vivos de una verdadera democracia y división de poderes donde la Corte le ha frenado más de una vez sus proyectos o decisiones, temporalmente algunos y de forma permanente otros.
Tan no es una dictadura la suya que, de serlo, desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto, estuvieran encarcelados.