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Ricardo Sevilla.
Hace muy bien el Presidente en seguir evidenciando y retratando de cuerpo entero la corrupción del PRIANATO. Y ha hecho muy bien en exhibir y exponer en su conferencia Mañanera la lista de senadores que han votado contra las reformas que benefician al pueblo de México. Y, por ello mismo, hizo muy bien ayer al exponer a la cuadrilla de senadores y senadoras que votaron en contra de la reforma constitucional que podría ampliar el plazo para que las Fuerzas Armadas desarrollen actividades de seguridad pública.
Cabe mencionar que entre quienes votaron contra esta medida se encuentran siete conservadores panistas, cuatro derechosos de Movimiento Ciudadano, cuatro neoliberales del PRI, dos de miembros de esa rémora llamada PRD y cuatro senadores chapulines que, con todo desparpajo, van saltando de aquí para allá y que, pese a sus descarados brincos, se hacen llamar
“plurales”.
Infelizmente, no nos extraña que voten en contra de ayudar a México. La verdad sea dicha, desde hace tiempo se quitaron la máscara y no mostraron su rostro corrupto. Ahora sabemos que esa es su naturaleza: el contrabando y la traición, como dice el célebre corrido de Los Tigres del Norte.
Pero lo que no deja de sorprender es esa actitud mezquina que, ahora sabemos, es como su segunda piel. Y es que pudiendo auxiliar al pueblo de México a que las Fuerzas Armadas puedan ayudar, con un respaldo constitucional, a las labores de seguridad pública, decidieron votar en contra de una propuesta que puede socorrer al pueblo de México en contra del crimen organizado.
Lo curioso, lo chocante, lo absurdo, lo demencial, es que cuando estaba prohibido por la Constitución que las Fuerzas Armadas participaran en ese tipo de labores, Felipe Calderón lo hizo y el PRIAN no objetó nada. Y no repelaron porque, hay que decirlo con toda claridad: les repartían moches para callarles la
trompa corrupta. Y justo por eso, coincidimos con López Obrador cuando dice que “no cabe duda que la doctrina del conservadurismo es la
hipocresía”.