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Jorge Gómez Naredo
Andrés Manuel López Obrador, durante la ceremonia del Grito de Dolores, dijo, además de los clásicos vivas, tres mueras: “muera el clasismo”, “muera el racismo” y “muera la corrupción”.
Estas frases provocaron reclamos de comunicadores que suelen criticar todo lo que hace el actual gobierno federal, y afirmaron que el presidente, en lugar de promover la concordia con “vivas”, generaba odio con los “muera”. Incluso algunos influencers afirmaron que AMLO azuzaba a sus “huestes” para “lincharlos”.
Más allá de estas críticas absurdas, las frases pronunciadas por el mandatario generaron una discusión sobre el clasismo y el racismo en nuestro país.
Durante años, los medios de comunicación han mostrado un país donde no hay racismo (“eso solo se da en Estados Unidos”, se afirma) y donde el clasismo es inexistente. Sin embargo, esta visión que nos muestran es una gran mentira.
En México hay racismo, y mucho. Y clasismo ni se diga. Es claro que las personas morenas en nuestro país, por lo general, tienen menos oportunidades y son más estigmatizadas. También es muy claro que hay gente que se relaciona con otra gente como si ésta fuera inferior, y no mereciera un trato igualitario.
Sí, el racismo y el clasismo, que son
muy comunes en nuestro país, han estado ocultos en la imagen que los medios de comunicación nos dan de nosotros mismos: incluso, los productos que esos medios difunden suelen estar llenos de racismo y clasismo.
Es sin duda muy buena noticia que el presidente del país, en una ceremonia tan significativa para los mexicanos, haya emitido esos mensajes.
Es hora de que, por fin, en nuestro país, se muera el racismo y el clasismo. Nos han hecho mucho daño. De verdad, mucho