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Ricardo Sevilla
La bufonesca alianza “Va por México” entró en
un “suspensión temporal”. El anuncio lo hicieron (ignoro cómo no se partieron de risa) los dirigentes del PAN y del PRD. Marko Cortés y Jesús Zambrano, que seguramente fueron regañados por Claudio X. González, dieron entrevista exclusiva con Carmen Aristegui, quien se ha convertido en la vocera de todos los boletines que exige la derecha.
El patrón de ese Frankenstein llamado “Va por México”, desde su cuenta de Twitter, les dijo, en tono furibundo y categórico a los prianrredistas: “es indispensable, punto”. Más allá de los berrinches del dueño de la organización MCCI, lo cierto es que esta semana ha sido negrísima para la oposición.
Y Morena no ha tenido que hacer nada. Los morenistas, en realidad, sólo han tenido que buscar un buen lugar en esta farsa para ver, cruzados de brazos, cómo Gilberto Lozano se pelea con Lilly Téllez, quien, ni tarda ni perezosa ha anunciado que emprenderá acciones legales contra el delirante líder de FRENA. A la enloquecida campal también le ha entrado Javier Lozano, conocido como “el saco de pus” o, si se prefiere, el “analfabeta funcional”.
En el colmo del sainete, “Alito” Moreno Cárdenas salió a gritar (este sujeto siempre grita) que no está rompiendo con la “moratoria constitucional anunciada el pasado 9 de junio por el bloque opositor y les pidió a sus aliados comprender “y que tengan claro” que la coalición “Va por México”, según él, es mucho más “que una acción electoral y legislativa”.
Cuando la diputada Yolanda de la Torre propuso la iniciativa de reformar la Constitución para extender el plazo en el cual el Ejército podría ejercer funciones de seguridad pública por cuatro años más, los “analistas” de derecha aseguraron que era la excéntrica opinión de una legisladora. Y hubo quien incluso dijo: “no la pelen”.
No obstante, cuando el líder de la fracción parlamentaria respaldó a Yolanda de la Torre, los aliados tragaron saliva y, ahora sí, el asunto les pareció más serio.
Y al ver que en la casa de la derecha todo está patas arriba, uno se pregunta, enternecido: ¿A poco habrá distraídos que sigan imaginando una alianza opositora para 2024?