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Javier Lagunas
El mensaje es diario en las conferencias matutinas. Desde la primera de ellas, el presidente simbolizó con ese ejercicio de comunicación, verdaderamente social, que las cosas serían diferentes.
La señal que envió fue clara o debió serlo, no sólo para su oposición política sino para el resto de los poderes formales y fácticos como algún sector de la cúpula empresarial junto a prácticamente todos los grandes medios nacionales.
Les dijo: ustedes podrán mentir desinformar, calumniar o atacar a mi persona; pero también a partir de este día defenderé el proyecto de la 4T y a mi persona como titular del Ejecutivo Federal.
A cada falsedad opondré una defensa, explicaré al pueblo y NO a ustedes, la realidad. Aclararé lo que deba aclarase para que ustedes NO tengan más, el monopolio de la información y la manipulen u ofrezcan al mejor postor; no habrá más “Lorets, Ciros, Dressers,
Dórigas, etc”, que se alcen como acusadores y jueces obedeciendo a sus jefes –ese fue el aviso enviado, mismo que no entendieron ni antes ni ahora–.
Por la “mañanera” nos enteramos de qué grandes firmas privadas eran privilegiadas con trato fiscal de excepción; también cuánto percibía la burocracia dorada, cuánto gastaba en cada viaje de avión el ex presidente Peña Nieto. Supimos cómo fueron maniatando a Pemex y CFE para hacerlas desaparecer, nos enteramos pues, de cómo operaba el PRIAN y su verdadero amo, el poder económico del
país y extranjero.
Pero el mensaje más importante es para la ciudadanía: el poder es de ustedes, el dinero es de todos, la información igualmente –nos dice casi a gritos sean ciudadanos y no vasallos –.
