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Javier Lagunas
Está más que claro: el presidente NO meterá las manos en el proceso para elegir candidato en 2024. En su conferencia matutina lo reafirmó: “yo no voy a inclinarme por ninguno hasta que se lleve a cabo la encuesta o las encuestas y se sepa quién está mejor visto por el pueblo.
Y el que esté mejor visto por el pueblo, a ese voy a apoyar, hombre o mujer”. Primer mensaje: AMLO previene no sólo a los aspirantes a que no se confíen, que él NO decidirá ni impondrá a nadie. Una cosa es que en su sentir pueda tener un favorito, pero otra muy
distinta, imponerlo mediante el poder presidencial. Sé perfectamente que imponer a alguien que la gente no deseé ni vaya apoyar, podría llevar a la derrota –les indica a quienes lo acusan de estar manipulando el proceso –
El segundo mensaje es para los propios aspirantes y les advierte también, que por muy cercanos que se sientan a él o realmente lo estén, tanto en lo ideológico como en lo afectivo, NO les garantiza de manera alguna obtener la nominación.
Mejor vayan a las bases, con la gente, con el pueblo. Conmigo pierden el tiempo –les indica veladamente a quienes se andan “placeando” diciéndose aprobados por él –.
Por otro lado, ¿pudo pasar desapercibido? lo que aseveró para finalizar ese tema durante la mañanera: “en el movimiento nuestro ya se conocen los que pueden representar la continuidad con cambio, ya se sabe quiénes son, ya no hay tapados” No hace falta ser un sesudo analista para entender que en eso último está la clave: la gente ya sabe quiénes son los únicos que garantizan continuar con la 4T. Él no necesita imponer a nadie; confía en que la mayoría que votó en 2018 lo refrendará en 2024.