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Ricardo Sevilla
La serie “El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal” demuestra lo que ya todos sabíamos: que Genaro García Luna, titular de la Secretaría
de Seguridad Pública del calderonato, trabajaba al servicio de secuestradores y narcotraficantes con la venia de su jefe, Felipe Calderón.
También corroboramos que quien puso en bandeja de plata a Vallarta para su show mediático en Televisa fue el empresario Eduardo Cuauhtémoc Margolis Sobol para vengarse del empresario francés Sebastien Cassez, hermano de Florence Cassez. Este audiovisual, basado en el libro homónimo de Jorge Volpi Escalante (ganador del Premio Alfaguara de Novela 2018) retrata algunos aspectos del oscuro sexenio de Felipe Calderón.
Olvidemos, por un momento, que Volpi estuvo al servicio del calderonato (fue director del canal 22) y, por una u otra razón, nada dijo en ese momento sobre las corruptelas de Felipe Calderón.
También pasemos por alto que la novela de Volpi es “una narración sin atributos” literarios, como ha demostrado el crítico literario Alejandro Badillo.
El documental, que es mucho mejor en este formato que en su edición como obra literaria, ofrece (más) pruebas de que Calderón encabezó un estado criminal.
Este docudrama, cuya truculenta historia terminó transformándose en un montaje oficial y televisivo que ha sido, hasta hoy, el ejemplo más cabal
de la corrupción y la manipulación mediática de las autoridades mexicanas, es un trabajo ineludible para terminar de comprender, de una vez por todas, que el “periodista” Carlos Loret de Mola es un mercenario de la información y Genaro García Luna, junto con Calderón, formaron parte de la delincuencia organizada.
