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Salvador Guerrero Chiprés
Aun cuando una mujer ha sido amenazada de muerte, golpeada, amenazada con un arma punzocortante o de fuego o sufrido fracturas, esto es cuando ya existe riesgo feminicida, también puede intervenirse y hacerse justicia. Se requiere romper terminantemente el riesgo.
Necesitamos para ello atención institucional empática, sistemática, atenta y efectiva, así como denuncia ciudadana.
Lo hemos visto y sabido una y otra vez. Mujeres que claman ayuda sin ser escuchadas, sin que su reclamo sea dimensionado ante la ausencia de una marca visible que, ante los ojos de una autoridad, certifique el peligro que enfrenta la víctima.
Los malos ejemplos están ahora en Jalisco, Nuevo León y Morelos. Denuncias que autoridades respondieron con inacción.
Los reportes que recibe el Consejo Ciudadano a su Línea Mujer y Familia o Chat de Confianza por violencia familiar, indican que en uno de cada cuatro casos la probabilidad de feminicidio es alta.
La Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, presentó el programa SOS Mujeres *765, que atenderá 24/7 a víctimas.
Una estrategia que revela el liderazgo de la capital nacional en la generación de políticas de prevención ante la violencia de género.
La línea, en la que participan el C5, Locatel, la FGJ, las Secretarías de las Mujeres, de Salud y de Seguridad Ciudadana, Locatel y el
Consejo Ciudadano, ofrece un seguimiento personalizado para atender y proteger.
En la CDMX el feminicidio decreció en 23 por ciento durante el primer semestre de este año con relación al mismo lapso de 2020. Aquí hay un programa que detiene los ciclos de violencia y empodera en la recuperación de los proyectos de vida: se saca de la casa al agresor, la víctima puede ir a un refugio y existe ayuda económica.