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Ana María Vázquez
Entre 1915 y 1920, Robert Lansing, entonces secretario de Estado de EU escribió: “México es un país fácil de dominar, porque basta con controlar a un hombre: el presidente (…) debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en
el modo de vida americano (…), con el tiempo esos hombres llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia (…)”.
Y se cumplió, eventualmente los jóvenes más o menos pudientes terminaron su formación académica en prestigiosas universidades de EU, como Harvard y Yale, esos mismos que después ocuparon la Presidencia: De la Madrid,Salinas, Zedillo, etc, a la par de ello, el neoliberalismo comenzó a posicionarse
en el país, se popularizó el “sueño americano” como una forma de observar a otro lado, menos a nuestra tierra, quizá en un acto muy planeado de no observar el despojo; se privilegió al blanco, al “hombre de razón”, al de la camisa almidonada y vestuario perfecto, como Peña, perfecto… pero sólo por fuera.
La figura del mexicano fue cada vez más indigna, las manos callosas, la piel tostada al sol del campo y el sombrero de palma fue visto como un “mal necesario” y las élites, orgullosas de una estirpe ajena, comenzaron a venerar New York, Las Vegas, Vail y últimamente… Dubai. El clasismo que provoca
la desigualdad social, el racismo que provoca masacres, exclusión y humillaciones, no son sino síntomas de una sola palabra: miedo. Miedo a lo ajeno, a lo desconocido o a lo que no quieren que los “contamine”.
Las buenas conciencias se alzaron para criticar al Presidente en su visita a Washington; antes fueron los zapatos sucios, hoy el saco, la postura al sentarse,
el cabello ligeramente despeinado. ¿Era eso más importante que el discurso?, ¿más importante que el apoyo solicitado a los migrantes?, ¿que el diálogo con
Biden?, por lo visto para algunos sí, ésos que no son de aquí ni son de allá, que no se van a sus paraísos soñados porque es México, ese que tanto detestan, el que les da el sustento que requieren sus empresas.
Los recientemente llamados “whitexicans”, contracción de White y Mexicans, los mexicanos blancos, los de “razón”, los de Harvard, los que roban, los que despojan, los que saquean, encarecen y humillan… esos que viven con sus prejuicios jamás disfrutarán del país que nosotros tenemos.