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Arreando al Elefante | La oposición quiere caricaturizar Dos Bocas

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Ricardo Sevilla

Ayer inauguraron la primera fase de la refinería Dos Bocas. Y, aunque la oposición fascistoide lo niegue y trate de caricaturizar los hechos, se trata de una de las obras más atinadas del gobierno de la Cuarta Transformación.

La Refinería Olmeca-Dos Bocas es, de entrada, una ciclópea construcción que, para ser edificada, requirió una cantidad de acero equivalente a 16 veces la Torre Eiffel o, dicho en términos más conocidos para los mexicanos, dispuso de una cantidad de concreto similar a la que se utilizaría para levantar 41 veces el estadio Azteca.

Este proyecto insignia de López Obrador, aunque los sicarios de la pluma quieran reducirlo a guasa o a chacota, tiene un fin sumamente loable: reducir la dependencia energética del país y alcanzar la autosuficiencia en la producción de gasolinas y diésel para ofrecer mejores precios de estos combustibles a
los consumidores. ¿Esos objetivos son risibles o son triviales?

No lo son para el pueblo de México, pero sí lo son para la (ultra)derecha, acostumbrada a recibir contratos millonarios por adjudicación directa. Una derecha que, por lo demás, está habituada a vivir a costa del erario y de los recursos de la nación.

Para México, sin embargo, este proyecto representa, por un lado, un cambio de paradigma energético y, por otra parte, la detonación del desarrollo en económico y social del Sureste de nuestro país. Y eso, pese a que los merolicos del conservadurismo quieran negarlo, son datos duros que cae estrepitosamente sobre sus cabezas huecas.

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