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La obesidad tuvo un impacto equivalente al 2.1% del PIB nacional.
Redacción Grupo Cantón.
El doctor Rodrigo Arizmendi Rodríguez, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMSZ), señaló que el futuro no es promisorio en cuanto al problema de salud que representa la obesidad a nivel nacional e internacional.
Previo a su charla “¿Tu mente y el entorno pueden afectar tus hábitos nutricionales?”, el doctor Arizmendi Rodríguez, psicólogo clínico del INCMSZ, integrante del Programa CAIPADI y egresado de la Universidad Tepeyac, consideró necesario que las personas realicen una autoevaluación de los esfuerzos que han hecho o no para reducir peso, incluidos estudios clínicos y visitas con un profesional de la salud. Se estima, anticipó, que el porcentaje de personas con obesidad seguirá en aumento y para el año 2050, el 88 por ciento de la población mexicana tendrá esta condición en algún grado. Y con la finalidad de fomentar una conciencia sobre el sobrepeso (sp) y la obesidad (ob), refirió que 75 por ciento de la población adulta presenta ambas condiciones.
Recordó que el país ocupa el primer lugar a nivel internacional en obesidad infantil y el quinto en adultos. La diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la obesidad, añadió, representan la segunda causa de consulta médica, sobre todo en personas de 50 años y más.
En el contexto de la pandemia por SARS CoV-2, explicó que de las muertes por Covid-19 reportadas a febrero de 2021, el cinco por ciento padecía hipertensión; el 22.38 por ciento presentaba algún grado de obesidad; el 37.66 por ciento vivía con diabetes; y siete de cada diez defunciones presentaron al menos una comorbilidad. Por otro lado, destacó que la obesidad en México tuvo un impacto económico en 2019 de 2.1 por ciento del PIB y se proyecta que podría ser del 4.67 por ciento para 2060.
Dentro de las causas que han provocado la prevalencia, el especialista indicó que se encuentra un aumento de 40 por ciento en el consumo de bebidas azucaradas en los últimos 10 años, aumento de la ingesta de comidas procesadas, poca actividad física intensa, déficit de sueño e incremento de la carga laboral, entre otros.
Advirtió que incorporar cambios no es una cuestión sencilla, pues incluye la personalidad del individuo, hábitos y aspectos socioculturales, como los usos y costumbres cotidianos y el entorno laboral.Entre las sugerencias que hizo para que las personas no abandonen el objetivo de eliminar peso, están plantearse metas cortas y graduales, así como identificar las barreras o dificultades que pudieran impedir continuar con la meta.
También recomendó tomar conciencia sobre su peso actual y las futuras consecuencias; pensar en los beneficios del cambio de hábitos en fases tempranas para prevenir enfermedades, y llevar a cabo modificaciones a nivel personal, familiar y social.
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