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Ricardo Sevilla
En el estado de Tamaulipas el ambiente está crispado. El pueblo tamaulipeco teme que se agudice el clima de inseguridad que cunde en la entidad. La mayoría quiere que, de una vez por todas, Francisco García Cabeza de Vaca se vaya. Se comprende: el gobernador panista ha sido incapaz de mantener las riendas del estado.
Con el cinismo que lo caracteriza, Cabeza de Vaca sigue jactándose de tener ese amparo que le ha evitado ser detenido por lavado de dinero y delincuencia organizada, delitos que le imputa la Fiscalía General de la
República (FGR). Pese a todo, el indolente panismo ha cerrado filas a favor de este sujeto.
De ahí que todavía ejerza su execrable influyentismo. Recordemos que, a finales del año pasado, los 43 municipios de Tamaulipas ratificaron la decisión del Congreso local, aprobando reformar la Constitución local para otorgarle al panista seguridad de por vida.
Pasándose por el arco del triunfo el rechazo del pueblo tamaulipeco, el actual gobernador del estado Francisco Javier Cabeza de Vaca, gozará de protección por parte de elementos de seguridad del estado en todo momento, incluso después de que concluya su mandato como gobernador (en octubre de 2022). Y todo, claro, con cargo al erario.
De ahí que los tamaulipecos, pese a las provocaciones, las amenazas y los augurios de violencia, estén tan animados a participar en una elección histórica que promete darle el triunfo a MORENA. De hecho, como ha demostrado la más reciente encuesta elaborada por Demoscopia Digital, aquí en el diario Basta, el morenista Américo Villarreal encabeza las preferencias electorales en Tamaulipas.