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Samuel Cantón Zetina
¿Cómo puede tener México autoridades como las de Nuevo León, tan omisas, negligentes e ineptas? El caso de Debanhi Escobar es de dar mvergüenza. Trece días desaparecida, 12 de “intensa búsqueda”, para que al final su cuerpo fuera hallado en la cisterna del motel Nueva Castilla, a escasos metros de donde la policía estuvo antes -en ese lapso- ¡tres veces! ¿Se puede ser tan incompetente?
La tardanza se debió, según el titular de Seguridad Pública neoleonés, Aldo Fasci Zuazua, a una “falla humana masiva”. Y todavía dijo el descarado: “No es la primera vez que pasa en las búsquedas, en este mundo…” O sea… Sigue en el cargo.
La joven estaba en el fondo del agua (llegaron a ella por el olor). No se quisieron mojar los piecitos los investigadores locales de SP y Fiscalía. De acuerdo a la primera versión del gobierno estatal, Debanhi -con copas quizás, pues regresaba de madrugada de una fiesta o reunión- cayó en la cisterna y murió. ¡Puras mentiras!
El motel nunca fue cateado y tampoco tenía vigilancia o cámaras. Cero culpa.
Se supo del caso porque un taxista subió a sus redes (se volvió viral) la foto de Escobar pasando frente a una empresa de transportes en plena carretera.
Bajó de la unidad luego de que el propio conductor de Uber la acosó sexualmente e incluso le tocó los senos. Quedó en medio de la carretera de Monterrey a Nuevo Laredo, a 400 metros, en un camino oscuro y solitario, del motel al que regresaba. ¿Por qué el operador tomó la fotografía? ¿Amenazó a Debanhi con buscarla si lo denunciaba? Ni le preguntaron.