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Diego Elías Cedillo
Fue un día como hoy, a las 09:27 horas en 2014, cuando retumbó “en sus centros la tierra” precisamente en la capital del país, y no fue debido a la declaración del expresidente Felipe Calderón sobre los “abusos en su guerra contra el narco”, o por la venidera desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa orquestada por altos funcionario del gobierno de Peña Nieto, ocurrida en septiembre de ese mismo año, sino porque 8 años después, a raíz de la defensa energética encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, se discutió durante horas la aprobación de la reforma eléctrica propuesta por su gobierno.
Podrán dormir tranquilos las y los diputados que votaron en contra de una mejor tarifa de electricidad para el pueblo de México, por aquello que el panista Jorge Romero y el dirigente del PRI, Alejandro Moreno, ratificaron que sus huestes no votarían en favor.
Sería interesante preguntarles de manera directa si extrañan los tiempos en los que el gobierno federal negociaba mediante gubernaturas la aprobación de este tipo de reformas, pues tal y como lo dijo el tabasqueño Óscar Cantón Zetina, la 4T ya no mantiene esas prácticas, ¿acaso “vandAlito” Moreno Cárdenas pensará que seguimos en la época media de la política mexicana?, por aquello que disfruta de amenazar
como delincuente.
Lo único claro de la discusión de ayer fueron dos cosas: lo mencionado por Fernández Noroña: haga lo que haga la oposición, con su constante postura en contra del pueblo y ante su claro divisionismo, es inminente la victoria de Morena para el 24.
Y lo segundo, es que ante su ocaso en la política, el zar de la corrupción inmobiliaria capitalina, Jorge Romero, seguro encontrará chamba en el Canal de las Estrellas, quizá en algún capítulo de la Rosa de Guadalupe, por su actuación como payaso y farsante.
POST-IT
Se rumora en los pasillos de San Lázaro que el diputado verde de Zacatecas, Carlos Puente Salas, le profesa gran admiración al exprocurador de Peña Nieto, Jesús Murillo Karam, por aquello que en su intervención, llamando a acelerar la votación, sólo le faltó decir “ya me cansé”